La tasa de paro de la población joven es muy elevada, preocupante y recibe justificadamente la atención de las autoridades económicas nacionales e internacionales. Sin embargo, hay un colectivo de población especialmente vulnerable en términos de desempleo, el de la población de 50 y más años. El 39,2% de los parados de ese grupo de edad lleva buscando empleo más de cuatro años y el 72,1% lo hace desde un año o más, porcentajes muy superiores a los de la población joven (10,6% y 42,8%, respectivamente). La tasa de paro general de la economía se ha multiplicado entre 2007 y 2016 por 2,4, pero la de larga duración lo ha hecho por 5,8. La tasa de desempleo en 2013 llegó a ser del 26,1% y tres años después se ha reducido 6,5 puntos porcentuales, pero esta favorable evolución oculta la escasa mejora registrada en el paro más prolongado en el tiempo. Como se ha señalado en informes previos de la Fundación BBVA-Ivie sobre crecimiento, caer en el desempleo y no conseguir trabajo antes de un año puede conducir a perpetuarse en esa situación. La tasa de paro de aquellos que llevaban buscando empleo menos de un año se ha reducido 3,4 puntos porcentuales desde 2012. Sin embargo, aquellos que llevan buscando empleo cuatro o más años han visto reducir mínimamente la tasa de paro a partir de 2015, tras acumular un aumento de 4,3 puntos en la misma desde 2007.